La vocación debe mostrarse irresistible, tenaz y estar confirmada por pruebas astrológicas y quirománticas de fácil verificación.
Parece necesario que los desaires, las injurias, los escupitajos y los golpes nos laven, nos reblandezcan y nos abran hasta el abandono de todo el ser, para que el Universo nos parezca luminoso y límpido.
«Debemos volvernos ausentes a nosotros mismos, para estar presentes en la creación entera.»
Debemos volvernos vacíos a fin de ser llenados, maleables para ser formados, pobres para ser enriquecidos, ignorantes para ser instruidos, locos para volvernos sabios, miserables para ser consolados, oscuros para ser iluminados.