Presentación
Cattiaux, un art magique. Catálogo completo de las pinturas y dibujos de Louis Cattiaux. Edición J.C. Lohest. A todo color, 314 pp. Editions Philomène Alchimie, 2024.
Resumen de la introducción del editor de este Catálogo, Jean-Marie Groult
«Louis Cattiaux pintor
Louis Cattiaux nació el 17 de agosto de 1904 en Valenciennes, pero murió demasiado pronto, el 16 de julio de 1953; no obstante, su corta vida fue de lo más fructífera. Dicen de él que fue pintor, poeta, filósofo e incluso alquimista (y según algunos, Adepto), epítetos que por desgracia no nos revelan más que de forma imperceptible la verdadera dimensión de este personaje extraordinario. En realidad, era todo eso y mucho más; destacaba en cada una de esas diversas disciplinas, porque para él todas formaban parte de un Gran Todo, de una búsqueda global a la vez artística y espiritual, y al mismo tiempo tan exigente: «¡Cuando la cosa se produce, es el Arte; cuando no se produce, no es nada!», afirmaba él mismo.
En las exposiciones permanentes de la Galeria Berthe Weill (París), Louis Cattiaux expuso junto a Picasso, Utrillo, Cézanne, Lautrec y Matisse. En dichas ocasiones, los críticos de arte descubrieron creaciones que consideraron, en su conjunto, desconcertantes y a la vez apreciaron los vivos colores, francos y vigorosos que ofrecía la paleta del artista. Incluso observaron que, en ciertos lienzos, dichos colores se asemejaban a esmaltes translúcidos. Perplejos, los críticos se interrogaron ante sus cuadros, sobre sus técnicas diversas y temas insólitos que parecen estar a caballo entre lo real y lo irreal, pero donde sin embargo fusionan color y poesía de una forma sorprendentemente armoniosa.
Ante tal dosis de idiosincrasia, los críticos de arte se vieron incapaces de identificar correctamente la obra de Cattiaux, tan liberada y tan alejada de la de sus contemporáneos que habían optado por un estilo más conformista y asimilable por todos. Louis Cattiaux era tan poco dócil con los preceptos de la época que no trataba de agradar, sino que exponía su «naturaleza interior» con segura transparencia. Por eso sólo pudo ser incomprendido por aquellos que, en consecuencia, permanecieron silenciosos ante una obra tan singular. A pesar de esta «incomprensión», sus cuadros son hoy apreciados e incluso, han suscitado el interés de museos franceses e internacionales, así como el de particulares ilustrados.
He aquí, en resumen, lo que podemos retener, inicialmente, de las impresiones expresadas en los artículos de la prensa especializada de la época.
Pero, afortunadamente como veremos más adelante, también ciertas mentes ilustradas descubrieron a un artista sin parangón en los albores de su carrera…”