«En alabanza de la que nos ha dado la facultad de sentir y de amar. A la gloria del que nos ha enseñado a ordenar la naturaleza por el Arte».
«La creación refleja al hombre y el artista tiene el arte que merece, ya que la obra no es más que el espejo de su nada, de su mediocridad o de su ser magnificado».
Este libro tiene por objeto alentar a quienes poseen el don innato para que realicen su obra, y está hecho para ilustrar a quienes se obstinan en creer que se puede penetrar el arte por la astucia, por la fuerza o por la mediocridad.
Los llamados tendrán que soportar, por amor a su Dios, la pobreza y la soledad, sin buscar otro consuelo que su arte, a fin de probar su vocación y para mantenerse íntegros hasta el día incierto del triunfo electivo.
Cuando (el artista) haya renunciado a todo, lo poseerá todo.