19/47′. El templo del Señor es su gracia dentro de nuestro corazón , y el sacrificio es su amor por nosotros y es nuestro amor por él.
35/66′. No hay más que un templo de Dios, es el corazón del hombre. Todo lo demás es como un disfraz que sólo contenta a los mediocres ciegos e incurables.
15/ 47′. ¿?Cómo condenar a los que no oyen la verdad del Señor, cuando nos han sido precisos tantos esfuerzos para penetrar en el templo de Dios y tanto tiempo para descubrir su corazón viviente?
22/72. Ya no tenemos sitio en este mundo, donde los corazones se endurecen como el hierro y como el cemento de los templos muertos.
09/ 28. Kristo tuvo que echar a los mercaderes del templo antes de poder hacerse oír en él. ¿Haremos también el vacío en nosotros para oír la voz del Señor?
16/33-34. ¿De qué sirve rogar hipócritamente a Dios en sus templos , si violamos su ley en nuestras casas, si nos apartamos de su vía en nuestras vidas, si ponemos trabas a su obra en nuestros corazones? Un creyente sincero que ruega, alaba y adora a Dios en su corazón vale más ante el Señor que todos los bienpensantes que se exhiben complacientemente en los atrios de los templos .
21/19-19′. Buscamos las dos columnas del Templo y las tenemos ante nuestros ojos y al alcance de nuestras manos, pero nuestros corazones están oscurecidos por el pecado de la caída y la verdad de Dios se ha retirado en el pozo del abismo. Separa lo que está unido y las tinieblas te harán ver el comienzo de la obra. Junta lo que está separado y la luz te conducirá al final de la obra divina, que es el sol glorioso.